Malaga 2016

domingo, 18 de abril de 2010

Un poquito de historia de Málaga

 
                                                                    Alcazaba de Málaga

Desde sus primeros inicios como núcleo urbano fundado por los fenicios, su posterior estatus de ciudad confederada de Roma o su prosperidad de enclave árabe, la ciudad de Málaga se ha caracterizado por su facilidad para asimilar y hacer suyas culturas y civilizaciones de muy variado origen. Esa capacidad para la permeabilidad y la convivencia ha forjado una idiosincrasia particular de ciudad abierta, tolerante y cosmopolita, que ha sabido conservar con el paso del tiempo. Y que la ha llevado, en momentos claves de su historia, a ser ejemplo de dinamismo económico y social. De lo que es una muestra reciente el papel desempeñado en los albores del siglo XIX como ciudad abanderada de las libertades constitucionales y como ciudad en vanguardia de las iniciativas empresariales de carácter industrial y comercial. Hasta llegar a la historia mas reciente, en la que encontramos nuevamente una ciudad dinámica, en los primeros lugares de crecimiento económico dentro del conjunto de la sociedad andaluza y española.
La Alcazaba de Málaga es una fortificación palaciega de la época musulmana. Se encuentra en las faldas del monte Gibralfaro en cuya cumbre se halla el castillo del mismo nombre. Alcazaba y castillo están unidos por un pasillo de monte resguardado por dos murallas zigzagueantes o rampantes llamado La Coracha.


Ocupaba el extremo oriental del desaparecido recinto amurallado de la ciudad, como todas las alcazabas musulmanas, de manera que los frentes de mediodía, poniente y norte quedaban a intramuros.

La Alcazaba se encuentra asimismo junto al teatro romano de Málaga, el parque de la ciudad y frente al puerto, en un enclave singular.
                                                                      Teatro romano

La Alcazaba es una edificación del siglo XI construida sobre la roca y en la que destaca la armoniosa conjunción de las necesidades defensivas y la serena belleza de sus estancias y jardines interiores; como obra militar, es la más importante musulmana conservada en España.

Para llegar a la parte más elevada, donde habitaban el alcalde o cadí de la ciudad, era necesario atravesar desde el interior de la ciudad tres recintos concéntricos amurallados y alargados, y ocho puertas fortificadas; dos de ellas en recodo, que daban seguridad a sus habitantes, tanto a los reyes y gobernadores musulmanes, que habitaron el palacio nazarita, como a los que moraron en el arrabal a intramuros. La presencia de torres albarranas con saeteras y murallas almenadas también aportan importantes elementos defensivos. Desde los balcones del palacio se puede observar una panorámica excepcional de la bahía.

Las torres y los muros han sido reconstruidos, antes y después del paso de la ciudad a manos cristianas. En su construcción se emplearon materiales de acarreo y se reutilizaron piezas del anexo teatro romano, como columnas y capiteles.

Las construcciones del siglo XI se realizaron de piedra caliza numulítica, de canteras próximas al mar, alternando sillares de canto con otros de frente. Pero esta piedra se descompone muy rápidamente con la humedad, por lo que se tuvieron que efectuar pronto reparaciones. A finales del siglo XIII o primeros del XIV, se reforzaron los muros y torres, adosándoles muros de mampostería al exterior.

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